lunes, 3 de diciembre de 2012

LA DELGADA FINA ENTRE EL AMOR Y EL ODIO


Delgada quizá no sea la palabra, diríamos delgadísima. 
Y me vuelvo a preguntar lo mismo ¿porque ya nada me sorprende?. Siempre que me encuentro con una vieja amistad por la calle a la que no veo hace años se que algo va a ocurrir. Me da miedo meter la pata y preguntar como le van las cosas, porque en ese instante es como si se abriera la caja de los truenos y salieran disparados todos. 
Y así ha sido de nuevo. Cambios y más cambios son los que vivimos a diario y siempre creemos que son para mejor. 
Esta vez el escenario ha sido la oficina de correos. Bueno algo de glamour tiene, teniendo en cuenta que ya casi no se envían cartas, encontrarte allí con alguien lo hace no por menos algo especial. 
Y casi tropiezo con ella sin querer. Ufff que saludo tan gratificante, que ilusión me hizo verla. Tan cambiada, y a pesar de cincuenta y ocho años tan estupenda y fabulosa. 
En ese momento me vino a la cabeza que quería llegar a su edad así. Mi vieja amistad era una mujer que lo tenía todo. Belleza, una familia estupenda, dos hijos ahora ya más que criados y una buena posición económica. Y a ello fui a preguntarle por la familia, hijos y demás. Y cual es mi no tan gran sorpresa que me dice que se divorció hace dos años. Ladee la cabeza como solo yo puedo  hacerlo, como si estuviera interpretando una papel y arqueé la ceja derecha. Mis disculpas no la hicieron echarse atrás de contarme. 
Y así me relató que harta estaba en lo más extenso de su palabra. Esperó a que su hijo se casara porque estaba todo preparado y justamente de regreso a casa el mismo día de la boda en el coche le dijo a su marido que se había acabado todo. Que durmiera si quería en casa esa noche pero que al día siguiente cogiera la maleta y se fuera. Madre mía le respondí, que momento. Pero.....¿así sin más?
Y con un gesto de manos y una espectacular serenidad me dijo que ya no podía más. Su vida sin sentido al lado de aquel hombre los últimos años fueron los más agotadores. Necesitaba que la dijeran lo mucho que la querían, que la arrastran al precipicio con un beso y que la hicieran sentir mariposas en el estomago. Pero nada de eso ocurrió. 
En aquel momento volví a preguntarme si es eso realmente lo que busca una mujer. ¿Que le hagan sentir que aun esta viva? ¿Que la hagan sentir que sigue siendo bella, loca y deseable?
Me pidió que no la mal interpretara, dada la amistad que tenemos me contó que no fue ella la que cambió con los años sino el.
Que tiemblen los bufetes de abogados si decidimos plantearnos la madurez con tanta exigencia.
Y aprovechando la confianza fui más lejos y le pregunte "¿y ahora que?".
Después de aquella noche, al día siguiente en una comida con sus hijos antes de la luna de miel les contaron la decisión tomada en aquel coche de regreso a casa. Sin traumas, sin reproches ni lamentos.
Puso los ojos en blanco. Ahora vivía. Tenía un negocio familiar que la mantenía entretenida. Nunca tuvo la necesidad de trabajar porque el patrimonio y negocios de sus padres se lo permitían. En menos de un año se hizo unos pequeños retoques estéticos. Mantenía una cordial relación con su ex marido tan solo por lo hijos y por los años vividos. Ella le aclaró que se lo debía.
Y ahora desde hacía seis meses salía con un hombre ocho años menor que ella. 
Guauuu!!!!le grite, bravo. Eso es un final de cuento. A sus cincuenta y ocho años estaba en el borde del precipicio sintiendo mariposas en el estomago. 
Con las ideas muy claras. El en su casa y ella en la suya. Sin ataduras ni compromiso. Ninguno se quedaba a dormir en la casa del otro. Ella no quería otro marido, ya tuvo uno. Y si algo tenía que destacar de el era que fue un buen padre. 
Terminé charlando con ella mientras echaba mi tarjetas de navidad al correo. Yo a pesar de las tecnologías sigo escribiendo de mi puño y letra tarjetas.
Pero lo que charlamos a continuación es irrelevante, mejor imposible. 
Me gustó su historia pocas veces suele ser así. No hubo tragedia griega, tan solo un punto y final para poder empezar de nuevo una historia con un "Erase una vez"