jueves, 16 de diciembre de 2010

EL BECARIO

     Hoy hemos comprado un par de revistas de moda y nos hemos ido a pasar el día a la playa. 
Mi amiga se compró una que le regalaban unas chanclas preciosas.
Para mi un día de playa es agradable, lo que ocurre que la dichosa arena me incordia un montón.
Y así como es ella de repente mientras extendía mi esterilla me comenta que en el trabajo tiene un empleado bajo sus ordenes de veintitrés añitos que ha despertado su curiosidad.
"¿Y ahora a que viene buscarnos niños?".
Y sin prejuicios de ninguna clase me dice que si tiene que estar con alguien no quiere que sean viejos. 
Ahora va a resultar que va a ser verdad eso de ponernos por delante del hombre en todo.
Mal visto no ha estado que un hombre tuviera una relación con una mujer más joven que el. Pero cuando se trata de que la mujer lo haga con alguien más joven que ella, ahí la cosa cambia. 
Aún tenemos que triturar lo del hombre como para tragar lo de la mujer. 
Y si pensamos un poco es "el que dirán" lo que nos impide dar rienda suelta a vivir una historia de amor con un hombre más joven.
Una mujer con 40 sabe mejor que cosas le gustan y cuales no. Y tiene más claro lo que desea en la vida. 
Tiene que cabernos en la cabeza que la sexualidad entre hombres y mujeres es diferente.
A mi amiga lo que realmente ahora le impide acercarse a el es el hecho de que trabaja para ella.
Y guardar la compostura y hacerse respetar es lo único que en estos momentos debe prevalecer. 
Y yo me voy más lejos y la digo "que lo eche a la calle, y que triunfe el amor".
Ella se parte de risa, sabe realmente que no puede hacerlo. 
Hoy completaremos el círculo porque se nos une en la playa nuestra otra amiga. Tal vez ella pueda ver otra visión de tema, aunque hay que tener presente que el final debe ser el mismo. Realmente el que dure una pareja o no dependerá de los objetivos de ambos en la vida, pero lo que no hay que descartar es el estar juntos y pasarlo bien, disfrutar el presente. 
La tercera en nuestro minúsculo grupo de amigas va más allá y aporta algo que habíamos pasado por alto. La edad del joven becario de mi amiga es la idónea, porque se encuentra en la plenitud sexual, de ahí en adelante decae en el hombre, mientras en la mujer de los 40 a los cincuenta vuelve a alcanzar su punto más alto. 
Malvadas o no le estamos animando a que aproveche su momento. 
Si todo va bien será genial, sino cada uno por su lado y aquí no ha pasado nada. Sin traumas, ni miedos, solo disfrutar el presente.
Las mujeres de nuestra generación y en concreto nuestra amiga son muy pero que muy fuertes y la sociedad les importa un comino. 
Cuando a los 40 tu marido te deja porque te ve vieja, tienes que plantearte que es lo que ve solamente el. 
Porque una sigue siendo una mujer atractiva y así puede llegar a verte un joven.
Los jóvenes no se buscan, ellos vienen a ti. 
Unas a otras nos damos crema y sonreímos ante los primeros cambios que mi amiga ha decidido hacer en el trabajo. 
Le ha puesto en un departamento más a mano de ella, del cual puede recrearse la vista, y le ha dado un día libre diferente al que tenía, que por casualidad coincide con el de ella. Solo por si acaso. 
De momento parece conformarse con poco. 
La mañana es perfecta, reímos a carcajadas y lejos de preocuparnos por nada, hablamos con sorna de la dichosas diferencias de edad. 
La playa es un paisaje más para observar con detalle el emparejamiento. 
La conclusión es que la sociedad que critica esto es porque siente pura envidia, porque sencillamente es "amor sin barreras".

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